Parece difícil imaginar algo que pueda mejorar unas buenas perdices estofadas de las clásicas: con su cebollita deshecha y su puntito ácido. Aquí tenéis una receta de perdiz estofada que nunca falla. Pero esta vez me apetecía cambiar, aunque solo un poco. Y la verdad es que tampoco me he alejado mucho de lo clásico: vinagre balsámico y Pedro Ximénez junto con el aroma y la acidez de las manzanas. Una pequeñísima pero definitiva vuelta de tuerca para una receta que merece la pena.
La receta
Dificultad: Avanzado | 3 horas [activo: 1 hora]
Ingredientes
[2 -4 personas]
2 perdices • 2 cebollas dulces grandes • 4 cs de aceite de oliva virgen extra • 150 ml de Pedro Ximénez• 2 cs de vinagre balsámico • 1 manzana reineta o golden • sal • pimienta en grano
Elaboración de la perdiz estofada con manzana y Pedro Ximénez
1.     Limpiar perfectamente las perdices de cualquier resto de plumas que pudieran tener. Atarlas para que conserven al forma.
2.     Pelar las cebollas y cortarlas en tiras a lo largo.
3.     Poner una cazuela al fuego con el aceite y rehogar las perdices hasta que se doren por todas partes. Retirarlas y añadir la cebolla.
4.     Cuando la cebolla empiece a tomar color, volver a poner las perdices junto con la manzana pelada y cortada en láminas finas y pequeñas. Mojar con el vinagre y el vino. Sazonar el conjunto con la sal y unos granos de pimienta.
5.     Tapar la cazuela y bajar el fuego. Cocer a fuego muy lento dando la vuelta de vez en cuando hasta que las perdices estén tiernas y se haya evaporado casi todo el líquido.
Notas
Las cantidades son de una o media perdiz por persona, según el hambre que tengáis y lo que hayáis tomado de primero.
Si cocinas solo para ti, haz una perdiz y divide todo por dos.
La perdiz que veis en la foto tenía perdigones, pero os puedo asegurar que había abandonado el confort del comedero y la granja hacía muy poco. Así que los perdigones no sirvieron nada más que de incomodidad y para pagar el sobreprecio. Un animal que ha vivido toda su vida en el campo es muy distinto y sí merece la pena. Si podéis optar entre perdiz de granja y de tiro, aseguraos de que verdaderamente haya diferencia.